Perú y Chile han mantenido una historia llena de momentos muy intensos. O éramos los aliados contra la España reconquistadora, o éramos los enemigos más salvajes y vengativos.
El odio con el que un grupo de soldados chilenos asesinaron a setenta peruanos en las gradas de la iglesia parroquial de Arica estando rendidos y sin ninguna posibilidad de defenderse el 7 de junio de 1880, es el mismo odio con el que un grupo de milicianos peruanos asesinaron sin piedad a 77 chilenos en la localidad de Concepción el 9 y 10 de julio de 1882, entre ellos, un recién nacido.